lunes, 31 de agosto de 2015

“Evaluar para conocer, examinar para excluir”



“Evaluar para conocer, examinar para excluir” – Álvarez J, M. (2005)

Cristian Gerardo Magaña Sánchez

El campo semántico de la evaluación, más allá de las definiciones.

•Se entiende la evaluación como actividad crítica de aprendizaje          

•Es en el sentido que adquirimos conocimientos.

Caracterización global de la evaluación educativa:

- Constituye una oportunidad excelente para quienes aprenden.
- Tiene que estar continuamente al servicio de la práctica
- Los criterios de la valoración deben ser explícitos, públicos y publicados
- La evaluación debe ser:

Procesual, continua, integrada en el currículum.

Conocimiento y evaluación: Las relaciones necesarias:

•El conocimiento debe ser el referente teórico que da sentido a la evaluación.

•La coherencia práctica de la evaluación debe ser valorada en función de los principios curriculares que la orientan.

•Deben surgir igualmente del marco conceptual que da significado al proceso educativo.

 

El interés por la práctica formativa:

         En los niveles básicos de educación evaluamos para conocer. 

         Necesitamos concebir la práctica y practicar la evaluación como otra forma de aprender, de acceder al conocimiento.

         Debe constituir una oportunidad real de demostrar lo que los sujetos saben y como lo saben.

 

 

La importancia de la evaluación:

    ¿Evaluamos para conocer, o evaluamos para calificar?
Cuando actuamos reflexiva y razonablemente partiendo de principios morales, convertimos aquella actividad espontanea, en actividad formativa. Porque obtenemos conocimiento a partir de la evaluación, podemos intervenir inteligentemente de un modo justo, para aumentar el conocimiento de quien aprende y de quien enseña.

 

 

Aprender de la evaluación:

         El estudiante es calificado/clasificado según una puntuación basada en un número determinado de respuestas determinadas aceptadas.

Dar a conocer a través de la evaluación:

         La evaluación dejará de ser formativa para cumplir las funciones más propiamente acumulativas que sirven a fines burocráticos-administrativos de control, de clasificación, de exclusión y consecuencias que escapan a la voluntad y la intención, por tanto a los intereses de los protagonistas del proceso educativo.

         La evaluación debe contribuir una oportunidad real de demostrar lo que los alumnos aprenden, y lo que pueden hacer aplicando el conocimiento adquirido y el suyo propio.